6. ERRADICACIÓN DE ENFERMEDADES Y LIMPIEZA COMPLETA DE LA INSTALACIÓN
Esta acción puede se necesaria para el control de las enfermedades cuando en un lugar ocurren enfermedades importantes que son intratables y en los que existe la opción de erradicarlas. El diagnóstico confirmativo de una enfermedad registrada en la lista o de una enfermedad emergente importante, aunque no listada, que ocurre por primera vez en un criadero concreto, en un lugar concreto (i.e. en una instalación de cuarentena), o dentro de una región o país de los que se creía que estaban libres de esa enfermedad, constituyen eventos indicativos de que puede ser aconsejable o necesario erradicar la enfermedad despoblando la instalación afectada y realizando una desinfección exhaustiva de toda la instalación o de parte de la misma.
El cultivo rotatorio en la instalación afectada durante un periodo de tiempo definido puede ser aconsejable en algunas situaciones (véase el capítulo 1.7.1, Directrices para el cultivo rotatorio en acuicultura en el Código de animales acuáticos).
Se pueden realizar los siguientes pasos/acciones para lograr la erradicación de una enfermedad mediante la limpieza completa de una instalación (LCI):
6.1. Despoblación de todas las existencias de camarones vivos de una instalación afectada
a) Se interrumpe la repoblación de la instalación.
b) Recolectar y vender (en caso de que esté permitido) las existencias comercializables en los circuitos comerciales normales. En algunas circunstancias puede ser aconsejable cocinar el producto antes de su comercialización. La cocción al vapor en agua hirviendo matará o inactivará todos los agentes conocidos de la enfermedad de los camarones.
c) Cuando se trata de existencias no comercializables, caben las siguientes opciones para su eliminación tras la recolección:
i) Incineración: se queman los camarones recogidos en una incineradora que esté homologada (si es necesario) por el gobierno. Las limitaciones de este procedimiento son inherentes a la eliminación de los camarones. Es decir, los camarones contienen gran cantidad de agua y, por tanto, este procedimiento puede sólo puede aplicarse con pequeñas cantidades de camarones o con cantidades mayores si los camarones se han secado antes de la incineración.
ii) Soterramiento: aunque esta técnica debería aplicarse en un número mayor de casos, aún tiene sus limitaciones. Se deben colocar los camarones en un hoyo de suficiente profundidad para que quepan todos, con 50 cm adicionales para el relleno que ha de cubrir los camarones. El hoyo debe estar a cierta distancia de la instalación sometida a LCI (limpieza completa de la instalación) TCU y a una distancia similar de cualquier otra instalación de cultivo de camarones. El agua del drenaje de la zona del hoyo no desembocará en el acuífero desde el cual se bombea el agua original al lugar de limpieza completa (o cualquier lugar de cultivo de camarones) o en la zona (estuario o playa) desde la que procede el agua original. Una vez seleccionado el lugar adecuado, se puede proceder al soterramiento. El fondo del hoyo debe cubrirse con óxido de calcio (cal viva) en una proporción de aproximadamente 500 g/m2 (5.000 kg/ha) o con hidróxido de calcio (cal rebajada o hidratada) en una proporción de unos 150 g/m2 (1.500 kg/ha). Los camarones deben colocarse dentro del hoyo en capas de unos 10 cm de espesor, cubriendo cada capa con cal rebajada o con cal viva en cantidad suficiente para cubrir por completo la capa de camarones (equivalente a más o menos 33–100% del peso de los camarones). El hoyo completo, incluyendo la capa superior de camarones debe cubrirse con un mínimo de 50 cm de tierra de relleno. En algunos lugares, debe consultarse a los funcionarios locales de medioambiente, sanidad pública y zonificación antes de cavar los hoyos para el soterramiento de los camarones.
6.2. Desinfección de tanques y estanques de cultivo
Para los métodos de desinfección, véase el apartado correspondiente de la sección C.5.
6.3. Procedimientos de limpieza de los componentes de una instalación distintos de las áreas
de cultivo
Para que la LCII sea efectiva, puede ser necesaria una desinfección de la instalación completa después de que se hayan recolectado o eliminado los camarones de alguna otra forma. Tras la despoblación de la instalación, debe identificarse a cualquier portador animado o inanimado del agente de la enfermedad para su eliminación o para la desinfección exhaustiva de la instalación. Es fácil comprender el movimiento de los agentes patógenos entre los camarones vivos o los numerosos camarones muertos, lo que no puede decirse de su movimiento por la vía de los componentes inanimados. De ahí que todas las áreas, unidades, subunidades o componentes que se contaminan o son potencialmente contaminables deben someterse a un proceso de limpieza y desinfección. Consúltese la lista de desinfectantes y los correspondientes métodos de aplicación en el cuadro 1 de la sección A y la sección C.5.1.
a) Edificios
El régimen de desinfección debe ser específico para cada edificio y depende del patrón de uso del mismo.
i) Edificios de oficinas: lo más frecuente es que por estos edificios transiten a pie las personas que han estado en edificios o áreas de cultivo contaminadas. Por esa razón, los principales focos de atención deberán ser los suelos y las unidades de almacenamiento en frío del edificio Deben limpiarse los suelos de forma exhaustiva (si no son porosos) con detergentes estandarizados y soluciones de limpieza, y a continuación secarse de forma concienzuda. Si los suelos tienen alfombras, deberían de aspirarse y limpiarse con un detergente adecuado para las alfombras, o limpiarse al vapor. Todas las demás áreas de estos edificios, como paredes, lavabos, mesas, neveras, congeladores, etc., deben examinarse para ver si hay materiales contaminantes (i.e. camarones congelados en los congeladores) y cualquiera de esos elementos y su contenedor deben limpiarse y eliminarse siguiendo pautas sanitarias.
ii) ii) Edificios de cultivo: debe suponerse que estos edificios han estado en contacto directo con agentes causales de enfermedades y, por tanto, habrá de tratárseles de forma diferente a la empleada con los edificios de oficinas. El régimen de desinfección de estos edificios consta de dos fases. En la primera, debe barrerse y/o aspirarse a fondo el edificio para eliminar la mayor cantidad posible de desechos tanto orgánicos como inorgánicos. En la segunda fase se aplica el tratamiento con cloro. Debe aplicarse una solución de cloro (~1600 ppm) rociando todas las superficies a prueba de corrosión por el cloro. Las superficies que no deban clorarse, se pasa una esponja con solución yodófora de, como mínimo, 200 ppm de yodo libre. Luego se las cubre con plástico u otro material protector. Las superficies del suelo pueden clorarse con una solución de cloro de200 ppm, suficiente para que las superficies se empapen hasta una profundidad de 5 cm. Se las deja en ese estado durante un mínimo de 48 horas. Si alguna de las superficies rociadas es susceptible a la corrosión por cloro, se lava con agua dulce tras las 48 horas de tratamiento.
Para los edificios en los que la desinfección con cloro no resulta práctica, puede considerarse la fumigación con gas formaldehído. Después de una limpieza general se puede iniciar la fumigación de un edificio que se pueda sellar. El proceso completo, desde la primera fumigación hasta que el edificio puede ocuparse de nuevo debe durar un mínimo de 36–60 horas. Debe sellarse bien el edificio durante la fumigación, de forma que el gas no pueda escapar por ningún medio tras la fumigación. Si es posible, debe cortarse el fluido eléctrico del edificio. Para la desinfección con gas formaldehído, debe haber una atmósfera de 18°C con una humedad relativa alta (preferiblemente saturada, i.e. los suelos mojados, etc.). Para preparar el gas formaldehído, se añaden 17.5 g de permanganato potásico a cada 35 ml de formalina al 100% (una solución acuosa al 37– 39% de gas formaldehído) por cada 2.83 m3 (100 pies3) de espacio. Lo ideal sería que cada compartimiento del edificio tuviese su propia fuente de gas formaldehído para asegurarse de que todas las áreas del edificio se tratan de modo uniforme. Deben pesarse por separado las cantidades adecuadas de cada compuesto (permanganato potásico y formalina); la formalina debe colocarse en un recipiente que no sea de plástico, con un volumen 10 veces superior al volumen combinado del permanganato potásico y la formalina juntos. (La persona que realice la fumigación con gas formaldehído debe llevar vestimenta externa impermeable para protegerse la piel y una máscara para gas formaldehído homologada y unas gafas o una pantalla facial para protección de los ojos.) Deben colocarse los recipientes con las cantidades adecuadas de los dos reactivos en el suelo, en el centro de la habitación y sobre una esterilla protectora (de plástico) desechable. En ese momento no deben mezclarse aún la formalina y el permanganato potásico. Cuando todas las habitaciones tengan las cantidades adecuadas de cada uno de los dos componentes, se haya sellado herméticamente el edificio y se haya acondicionado convenientemente la atmósfera, puede iniciarse la fumigación. Debe hacerse la mezcla de los dos componentes de forma rápida y cuidadosa, ya que la reacción se produce de forma inmediata y en cierto modo violenta a medida que se emite el gas formaldehído. Comenzando por la habitación más alejada de la salida al exterior, se añade el permanganato a la formalina y hace los mismos en la siguiente habitación. Cuando se haya terminado con todas las habitaciones se cierra con llave la puerta exterior y se sella con cinta desde el exterior. Se deja que el edificio permanezca en esas condiciones durante un mínimo de 12 horas. Transcurrido ese tiempo, se deja que el edificio se ventile con aire limpio durante 24–48 horas. Cuando se permita el acceso de la gente al edificio, no debe haber olor a formaldehído.
Una forma alternativa de generar gas formaldehído es la sublimación de paraformaldehído en polvo. Por cada 2.83 m3 (100 pies3) de espacio, deben usarse unos 28 g de paraformaldehído. Se puede sublimar colocándolo en una sartén eléctrica, que, a su vez, se coloca en alto. Este procedimiento es algo más peligroso, porque el formaldehído es inflamable y una chispa producida por la sartén puede, en teoría, encender el gas. Para el uso del paraformaldehído, deben seguirse los mismos procedimientos indicados anteriormente para la mezcla de la formalina y el permanganato y para la ventilación, etc..
iii) Edificios de procesamiento: estos edificios se suelen construir para permitir una desinfección rutinaria. Los procedimientos seguidos en la operación rutinaria de tales edificios son adecuados para la limpieza completa de las instalaciones (LCI), siempre que también se desinfecten y se sequen a fondo el edificio, sus habitaciones de frío y sus congeladores. Si se estima conveniente, puede aplicarse la fumigación con gas formaldehído a fin de asegurar la destrucción de los agentes patógenos pertinentes.
iv) Otros edificios: edificios como almacenes de alimentos, mantenimiento, cuartos de herramientas, etc, deben tratarse de forma similar al edificio de oficinas. Debe ponerse especial cuidado en la eliminación de de todos los desechos de tamaño grande, que suelen encontrarse en abundancia dentro de esos edificios. Las superficies potencialmente contaminadas de tales edificios deben rociarse con cloro y dejarse en ese estado 24– 48 horas. A continuación deben lavarse con agua dulce. Todo el equipo, que no deberá exponerse a la acción corrosiva del cloro, será retirado antes del rociado, y se desinfectará con 200 ppm de yodóforo mediante el tipo de desinfección utilizada con superficies. Tras su desinfección, el equipo puede introducirse de nuevo en el edificio. Otra opción para este tipo de edificios es la fumigación con gas formaldehído.
b) Equipamiento y sistemas de soporte para el cultivo
Se trata de unidades operativas de la instalación de cultivo de camarones que pueden estar alojadas en un edificio.
i) Sistemas Artemia: todas las unidades y tanques de descapsulación y eclosión de los quistes de Artemia deben tratarse de la misma forma que los demás tanques. Deben limpiarse los desechos de tamaño grande de los tanques, luego deben llenarse completamente de agua limpia e hipoclorito cálcico para lograr una concentración final de 200 ppm (de Cl2 libre). Dejar que la cloración continúe durante 24–48 horas. Se puede clorar la parte exterior de esos tanques mediante rociado (1.600 ppm de cloro). Los tanques tratados pueden descolorarse luego con tiosulfato de sodio, vaciarse, lavarse con agua dulce dejando que se sequen durante un mínimo de una semana. Pueden retenerse los recipientes cerrados de quistes de Artemia de la instalación. No obstante, su superficie debe desinfectarse con cloro (200 ppm) o yodóforo (200 ppm).
ii) Sistemas de algas: los recipientes, tanques, estufas y habitaciones utilizadas para producir algas para la alimentación de formas larvarias de los camarones pueden manejarse y desinfectarse de modo casi idéntico al empleado para otros sistemas de tanques. La única diferencia importante es que debe asegurarse de que se han lavado todos los residuos de cloro de las unidades antes de volverlas a usar. En el caso de los tubos, frascos, bombonas y recipientes para cultivo de algas, puede usarse una combinación de lavado con ácido (10% HCl) y esterilización al vapor en lugar de la desinfección con cloro o con yodóforos.
No es posible la desinfección de cultivos existentes de algas vivas. La utilización de la desinfección está claramente fuera de lugar; cualquier compuesto que matara al agente de la enfermedad acabaría igualmente con las algas. De ahí que sólo existan dos formas de minimizar la probabilidad de que el agente patógeno este presente en las existencias de cultivo.
– Dilución: todos los cultivos stock pueden clonarse a partir de las propias existencias. Cada cultivo debe diluirse ya sea por diluciones seriadas (para caldo de cultivos) o veteado para colonias individuales (cultivos en agar). Todas las diluciones se deben hacer empleando técnicas estrictamente asépticas, autoclavando adecuadamente todos los medios. El paso desde los cultivos stock no debe ocurrir hasta que la habitación para cultivo de algas haya sido desinfectada según los procedimientos referidos anteriormente para los edificios. Una vez que un cultivo se haya diluido y clonado por cualquiera de esos métodos hasta el punto en que sólo permanece una célula del cultivo original, es insignificante el riesgo de que el agente de la enfermedad (de los camarones) pueda estar presente
– Nuevos cultivos stock: Si se desechan los cultivos stock existentes como parte de una LCI, deben comprarse nuevas existencias en los laboratorios suministradores de algas, u obtenerse de otras fuentes en las que no es probable la existencia de contaminación por el agente causal de la enfermedad (de los camarones), como es el caso de las fuentes en las que las especies deseadas son aisladas de las poblaciones silvestres de algas. Los nuevos stocks de cultivo no deben proceder de una instalación que también cultive camarones y pueda estar contaminada con los agentes de la enfermedad de los camarones.
iii) Equipamiento de los criaderos: las redes, jábegas, mangueras de aire porosas, etc., que son relativamente baratas y fáciles de obtener deben desecharse y eliminarse de las instalaciones durante la LCI en lugar de desinfectarlas, puesto que no son fáciles de desinfectar y el cloro puede dañarlas y acortar su vida útil.
El equipo no desechable, como las mangueras flexibles de plástico de gran tamaño, las bombas y tubos, tanques de transferencia, jaulas, jaulas de cosecha, mesas de cosecha, discos Secchi, menaje de vidrio del laboratorio, etc., debe empaparse con cloro en soluciones de 200 ppm durante 24–48 horas. La mejor forma de hacerlo es colocar esos objetos en los tanques llenos con soluciones de cloro de 200 ppm. Deben sumergirse totalmente todos los elementos (poniendo los objetos más pesados sobre los que tienden a flotar). Un buen truco es colocar todo lo que esté suelto o pueda desatarse de su punto de atadura (excepto lo que se vaya a desechar), en la solución de cloro de 200 ppm de los correspondientes tanques.
En el caso de elementos similares asociados con los estanques, aquellos deben colocarse en series especiales de tanques colocados junto a los respectivos estanques. Esos tanques deben llenarse con soluciones cloradas de 200 ppm. Después de la cloración, esos elementos deben dejarse secar quedando expuestos a esterilización natural por UV (luz solar). Se les debe dar la vuelta al menos una vez para exponer todas las superficies de los elementos a la luz solar directa.
Las herramientas y la maquinaria, como tractores, camiones, generadores de luz portátiles y fijos, etc., deben limpiarse concienzudamente con soluciones de limpieza estándar. Debe retirarse de esos elementos cualquier resto de lodo, alimento para camarones, etc. A continuación, la desinfección de superficies que han podido contaminarse durante su uso normal, debe complementarse con un lavado a base de una solución yodófora (a una concentración de 200 ppm) o con limpieza al vapor.
Las pequeñas herramientas e instrumentos, como las básculas y balanzas, instrumentos de prueba, pequeñas herramientas eléctricas, etc., deben limpiarse cuidadosamente con una esponja empapada con solución de cloro de 200 ppm si son de plástico inerte, o con 200 ppm de yodóforo si son de otros materiales. Luego se deberían colocar de nuevo en sus respectivos edificios durante la fumigación con formaldehído. El equipo electrónico de prueba de alta precisión no debe someterse a fumigación, sobre todo si la probabilidad de que se haya contaminado en alguna ocasión es muy pequeña.
iv) Tuberías de “agua nueva”: todas las tuberías de agua nueva que se hallan dentro de los edificios, especialmente las que están cerradas por un extremo o terminan con varias ramificaciones deben rellenarse con una solución de cloro de al menos 200 ppm. La solución de cloro debe mantenerse dentro de la tunberías durante un mínimo de 24– 48 horas, y a continuación deben lavarse las tuberías con agua limpia. Las tuberías también pueden desinfectarse recirculando en ellas agua caliente (>60ºC) durante varias horas.
v) Uniformes, botas, etc.: todos los elementos de la indumentaria de los empleados se deben o bien desechar o bien lavar a fondo y desinfectar. En el caso de la vestimenta, como los monos, un lavado con lejía de cloro es suficiente, especialmente si se acompaña de secado al sol. Otros elementos, como botas, guantes, y cualquier otro elemento que no forme parte de la indumentaria pueden empaparse sin problema con una solución de cloro a 200 ppm. A continuación se lavan con agua dulce. Estos elementos deberían encontrarse dentro de los correspondientes edificios en el momento de la fumigación con formaldehído.
vi) Elementos relacionados con la alimentación: todos los elementos utilizados para la alimentación, como piensos preparados, alimentos frescos (i.e. calamares, lombrices acuáticas rojas cortadas, Artemia congelada, moluscos bivalvos, etc.) deben retirarse de la instalación remplazándolos con nuevos alimentos procedentes de fuentes que se sabe que no están contaminadas con agentes causales de enfermedades de camarones
7. REPOBLACIÓN DE CRIADEROS DESINFECTADOS
Después de una LCI, la repoblación de las instalaciones desinfectadas de los criaderos se debe realizar con existencias que se sabe que están libres de las enfermedades que aparecen en la lista del Código de animales acuáticos o de otras enfermedades emergentes o importantes.